Amaneció un día soleado, en el pueblo de Amancio.Amancio era un señor bajito y delgaducho y que le gustaba mucho montar en bici, siempre iba a trabajar montado en su bici negra.
Quedaban pocos días para que se celebraran las fiestas de su pueblo. Amancio estaba muy ilusionado porque por primera vez iban a celebrar una ruta en bici por las calles y campo del pueblo en la que podían participar todo el mundo que quisiera.
Esa noche se acostó pronto, porque quería estar descansado para poder estar el primero en la carrera.
Pero esa noche no pudo dormir porque estaba muy nervioso, sentía como si fuese a pasar algo malo. Esa mañana cuando se levantó seguía muy nervioso, y no era por la ruta en bici.
Así que cuando llegó a donde estaba todos les dijo que no se podía hacer la ruta porque algo iba a pasar, presentía algo raro que no le había dejado dormir en toda la noche. Pero nadie le creyó y empezaron a reírse de él. Le decían que los presentimientos no existían y que era eso del sexto sentido.
Pero de repente mientras todos estaban riéndose de él, empezó el cielo a ponerse negro, negro y a caer gotas de agua como monedas de grandes. En un momento todas las calles estaban llenas de agua por lo que tuvieron que irse corriendo a refugiarse a sus casa, por lo que ya no podían salir con las bicis.
Ahora era Amancio el que se reía de sus vecinos y les decía: “Veis como el sexto sentido es verdad”.
La ruta se celebró una semana más tarde y ya desde entonces todos creían en Amancio cada vez que presentía algo porque siempre pasaba. Desde entonces le pusieron el apodo de Amancio el del Sexto sentido.
CARLOS 6ºB
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